La ubicación del molino de viento es uno de los factores más importantes que influyen en su rendimiento. El viento es la fuente de energía que mueve las aspas, y su dirección y velocidad determinan cómo se aprovecha esa energía.
En general, los molinos de viento funcionan mejor en lugares elevados y despejados, como las cimas de las colinas o los valles abiertos. Allí, la velocidad del viento es mayor y más constante, lo que garantiza un mayor rendimiento del molinillo.
Por otro lado, es importante tener en cuenta la orientación del molino. Si las aspas están orientadas perpendicularmente al viento, obtendrán el máximo rendimiento. Si el viento sopla en paralelo a las aspas, el molino no producirá energía.
Finalmente, es importante tener en cuenta la distancia entre los molinos de viento. Si están demasiado juntos, pueden obstaculizarse y provocar turbulencias en el viento que reduzcan su velocidad y, por lo tanto, su rendimiento. Por el contrario, si están demasiado separados, no se aprovechará toda la energía disponible.